Aquel Lugar en mi Mente

A veces evado mi mente, la llevo hacia aquel lugar extraño, aquel donde puedo verte, donde puedo rozar tus mejillas, y sentirte, al lugar donde quiero vivir, cuando llegue mi muerte, pues no quiero un cielo gris, ni un suelo inerte, sino ese lugar, único y especial, donde morar eternamente, donde poder leer tu mirada y besarte, que caigas en mis brazos y sostenerte, aquel lugar, donde únicamente yo, puedo quererte a ti, solamente, y donde voy cada noche, cuando mi cuerpo duerme, y mi corazón está latente.
Espero que nos veamos allí, antes de que perezca mi suerte, espero divisar a lo lejos una luz,  y que camines hacia mí, lentamente, mientras te miro y te pregunto si me amas, y tu asientes, y sonríes dulcemente.

(Continúa y falta Foto)
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Único y Especial

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En la Luz

(Foto hecha y retocada por mi)
(Foto original)
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> En la Luz nos vemos imperfectos; distinguimos nuestros defectos y esto nos hace mejorar.


> En la Oscuridad estamos inquietos; la incertidumbre provoca recelo y llegamos a odiarnos por lo que no somos.
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F.A.L.E. [Frases Aleatorias de Libre Expresión.]

(Foto hecha y retocada por mi)


> La libertad y el Sado coinciden en factores clave, como el Dolor inevitable.
> Es en el Fin de los Tiempos donde yacen mis esperanzas consumidas por la Fe.
> El mayor Don de los Humanos es aquello que los convierte en personas; sus Defectos.
> Se me conoce como el Innombrable, por razones obvias.
> La Libertad te ofrece el Universo, a cambio de tu vida.
> El Tiempo únicamente es Moneda de cambio.
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Dádiva

(Foto hecha y retocada por mi)

Dichoso aquel que puede verte, tan simple,  tan curiosa, tan infinita.
Afortunado quien ose imaginarte, tan bella, tan sencilla, tan humana.
Bendito el que conozca tu nombre, tan profundo, tan espléndido y misterioso.
Maldito aquel que te sienta, te roce y te note, tan dichoso, tan afortunado y tan bendito.
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Antes del Tiempo

    (Foto hecha y retocada por mi)



Al nacer el sol, nazco yo, al morir éste, me desvanezco, se repite día tras día, crepúsculo tras alba, y llanto tras llanto.
Al morir el sol, naces tú, en mi mente, al nacer él, mueres, y regresas con la oscuridad, que aclara mi alma, la luz que me ciega, y que solo tú puedes traerme.
De donde vienes, a donde vas, y donde espero perdures, por la eternidad, en lo más profundo de mí ser, donde se esconde mi oscuridad, donde se refugia mi luz, donde vives tú, donde muero yo.
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Bienvenido al Paraiso

    (Foto hecha y retocada por mi)


Bienvenido al Paraiso ¿En que puedo servirle?

Menú del Día:
Entrantes - Incertidumbre sazonada con Confusión.
1er Plato - Desgana y Aflicción, con salsa de Fracaso y Derrota.
2º Plato -  Autocompasión salteada, y frito de Angustia con Inicio de Depresión.
Postre - Asco y Odio por la Humanidad, crudo y sin aliñar.
*Bebida No incluida.
Precio: Tu Esperanza.

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Distancia

(Foto hecha y retocada por mi)
                                 


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El Ladrón de Almas


(Foto hecha y retocada por mi)






El Ladrón de Almas

Capítulo Primero: Jaques Mainfer.
El dinero, el poder y el deseo, son ahora los únicos que mueven a las personas, y éstas ya no albergan en sí mismas principio altruista, o sentimiento benevolente alguno, solamente ambición, envidia, y egoísmo, tienen el alma podrida, y su máscara forjada de hipocresía, ya no puede ocultar su propia peste. La humanidad siempre fue bella, pero la gente nunca me dio tanto asco.
Los tiempos están cambiando, sin duda, pero no es eso lo que me preocupa, no me importan las tendencia, ni la tecnología, solamente denuncio el hecho de que se está perdiendo hasta el último ápice de bondad existente, y yo, no pienso permitirlo, aunque así lo crea conveniente el resto de la humanidad, no podría soportar el vivir en un mundo de sombras, odio e injusticia, al menos, no mientras yo esté vivo.
Las siluetas de los edificios se recortaban en el suelo, con la luz de la luna, creando la ilusión, de que otro Paris, hecho de sombras y jirones de asfalto brotaba de entre mis pesadillas y esperaba paciente, mientras veía avanzar la noche, junto a la fase más llena de esa luna, de la que jamás podía escaparse, por mucho que se corriera. Era en noches como esa, en las que el sueño me abandonaba, quien sabe, quizás si para sumirse en ese submundo al que yo tanto temía, y por el que tantas veces abandoné yo al sueño.
Despuntaban ya los rayos de un flagrante día, que derritieron sin clemencia hasta la más mínima evidencia de penumbra, a pesar del resquemor de algunos soñadores tardíos, que vieron sus fantasías truncadas por la luminosidad del sol, quizá porque olvidaron, con el ajetreo de la noche, bajar la persiana, o por el simple hecho de que algunos, sin remedio, tenían que trabajar durante el día.
Por aquel entonces había empezado a realizar mis primeros robos, pero de tan joven solo podía permitirme objetivos sencillos, como otros niños, que me darían a conocer, y así lo hicieron, con el nombre de El Ladrón de Almas. Ya que el mundo estaba en un estado caótico permanente, decidí que ese nombre me gustaba, puesto que, si normalmente se tenía como ejemplo a políticos corruptos o jugadores de futbol, con un salario desproporcionado, con el que podían comprarse hasta el sueño que debiera quitarles el hambre y la pobreza en el mundo, mientras ellos Vivian como reyes; Y nadie los llamaba ladrones, por lógica, hoy en día, todo lo contrario de lo que debiese ser un ladrón, debe llamarse ladrón.
Mi cometido no era robar las almas de aquellos que ya no supieran ni de qué color era la suya, de aquellas personas que habían perdido el significado de conceptos como justicia, bondad, generosidad, amabilidad, respeto o igualdad; sino despojarlos de ella, de su esencia, los dejaba huecos y lo solían tener merecido, quizá así, pudieran llena su ser de algo que no fuese tan humano como la maldad, y ser entonces mejores personas. El método nadie lo tenía claro, se especulaba que por sugestión, por hipnosis o con algún extraño ritual maléfico, pero lo cierto es que, al igual que algunas personas tienen don de gentes, o capacidad de liderazgo, (ambas, diferentes formas de hacer lo mismo, manipular) aptitudes que la propia sociedad, y quién sabe si la naturaleza humana, nos han otorgado; yo, en cambio, poseía ese poder, el de vaciar el interior de las personas, y darles así, una segunda oportunidad.
La estación de Austerlitz, era donde tenía mi refugio, a salvo de conversaciones insustanciales, personajes hipócritas y miradas con fondo negro, como sus sueños. Y allí fue donde hice el primer trabajo que me costó más de un esfuerzo, y donde aprendí a diferenciar entre maldad y estupidez. La estación estaba tan abarrotada como de costumbre, el gentío correteaba agitado, de un lado para otro, y la muchedumbre se aglomeraba en los puntos de salida y llegada, sin embargo yo, tenía un destino diferente. Para muchos pudiera ser que una estación de trenes significase cambio y novedades, que fuese similar a un cruce de caminos, de los que se marchan, quien sabe con qué destino, y de los que vienen, en busca de algo, que quizá, ni tan siquiera exista, como la felicidad. Para mí, simbolizaba melancolía, y un punto en el que los lazos que vinculan a unas personas con otras, esos lazos que me imaginaba a menudo, rojos y tensos, como si intentasen frenar a quien ataban; se anudaban, tensaban, o rompían, creando un ambiente mágico, con un velo que evocaba la nostalgia de tiempos pasados, y de tiempos que estaban por venir. Atravesando todo el edificio, en uno de los túneles que lo recorrían se encontraba aquello a lo único que pudiese haber llamado hogar, pues la vida de orfandad e indigencia que me había perseguido siempre, me impedía recordar nada más que aquello por lo que luchaba y sobrevivía. Una rejilla bien ornamentada hacía los efectos de puerta, ayudando así a camuflar mi escondite, aunque yo siempre me cercioraba de que nadie me viese o siguiese, la poca inocencia que la sociedad me había dejado, me impedía entender que nadie reparaba en un niño corriendo por los pasillos de la estación, y menos, si vestía como un vagabundo. Entré arrastrándome por una pequeña cavidad de inmensa negrura, donde la mugre y la oscuridad eran lo que menos miedo me daban cada vez que entraba o salía, pues imaginaba horripilantes seres habitando por aquellos estrechos y malsanos túneles, reptando sigilosamente deseosos de hincarme el diente, de devorarme… Una vez dentro del habitáculo corrí a asomarte por las aberturas en forma de números, y divisé a mi siguiente presa.
Estaba apoyado en el mostrador de su puesto de juguetes, pensativo, quien sabe maquinando qué atrocidad, pues Jaques Mainfer, era un conocido asesino en serie, famoso por sus truculentas mutilaciones y torturas, en las que, con un trozo de metal que había incrustado en el muñón donde debiera estar la mano, (de ahí el nombre) descuartizaba lo más lenta y dolorosamente posible a sus víctimas, mientras aun estaban conscientes, y si desfallecían, esperaba a que despertasen para continuar con su horrible empresa, disfrutando de ello como si de un placer carnal se tratase.
Ahora que lo miraba, en ese estado meditabundo, con ese cuerpo viejo y ajado, luciendo una mano de maniquí, casi me parecía humano, pero no por ello me dio lástima, sino todo lo contrario, enardeció mis ganas de ayudarlo a resucitar del mundo de las almas muertas, de entregarle una segunda oportunidad, y confiar que no hiciera lo mismo que ya había hecho. Al rato de observarlo, pareció percatarse de que lo estaban observando, y su mirada se tornó amenazante. Dirigía sus ojos hacia mi posición exacta, y mi pequeño cuerpo se estremeció por completo, pero no aparte la vista ni un segundo, pues estaba decidido a evaporar su alma, y convertirla en humo.
Nunca creí en las casualidades, ni ahora, ni antes, pero resultaba, cuanto menos curioso, ver como la vida había colocado un ser tan despreciable justo delante de mi guarida, justo delante de aquel que le haría pagar por todos los ataques a los derechos humanos, a la integridad física y mental de quien sabe cuántas personas, y de corromper hasta su propia moral.
A diferencia de él, yo no disfrutaba desposeyendo a las personas de su esencia, es más, sentía como si un trozo de mi ser se desprendiese cada vez que lo hacía, pero yo sabía ya, por aquel entonces, que mi don, como muchos otros, era de los que te acaban matando. El proceso no era agradable para ninguno de los dos que participaban, pero bien es sabido que las medicinas más amargas son las más efectivas, que cuando algo escuece es porque está curando, y que quien más te quiere, te hará llorar, por eso, daba por sentado que era un ínfimo precio a pagar si lo comparabas con aquello que ganaban.
Seguí observando el comportamiento del tendero, pues imaginé que debía conocerlo cuanto más mejor, para ser capaz de juzgarle en su justa medida, ya que no todos los malos actos, pueden atribuirse a la maldad, sino más bien, a la estupidez, y por ello, no podía arriesgarme a juzgar a cualquiera que su mediocridad intelectual le llevase a cometer delitos, sino a quien con conciencia de ello, llevase a cabo atrocidades como las que Jaques Mainfer cargaba a sus espaldas.
Al poco rato apreció en el puesto de juguetes una mujer, con la piel pálida y el cabello negro y ensortijado, sus ojos serpentinos se movían con avidez escrutando la mercancía infantil del dueño de la tenducha, su media sonrisa hecha con finísimos labios color mora, parecía esconder una lengua bífida, y el conjunto de su rostro no parecía diferir en demasía de un mito griego que leí una vez. Su alma emitía un aura psicodélica, confusa, jamás había visto nada parecido, yo aún era muy joven, y todavía no entendía lo importante que iba a ser mi don en un futuro próximo. Ambos conversaban vivamente con gestos y expresiones, parecían emocionados por alguna causa, y al parecer, la mujer le traía buenas noticias, los dos sonrieron, y mientras el viejo se retorcía la mano de plástico con nerviosismo, vi como el aura de la mujer de pelo ensortijado rodeaba y envolvía por completo a Jaques, pareció consumirlo, porque cuando hubo acabado, su mirada emanaba maldad y parecía ansioso de vomitar la poca humanidad que le quedaba.
SOBRE EL TEXTO: Al principio quería darle una gran cantidad de ambiente gótico y un estilo agresivo, ya que nunca había experimentado con ese estilo, pero luego decidí suavizarlo un poco, porque pensé que no venía a cuento, al final, es un poco ‘light’ pero que le vamos a hacer, el mundo no se hico en un día.

- Gracias a Raquel (profesora de Frances) por la documentación.
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Renegado


(Foto hecha y retocada por mi)




Renegado


Cada vez que recuerdo, cada vez que revivo en mi mente felices momentos que antaño, colmaron mi vida y mi ser de increibles sentimientos,y me hicieron notar, no solo que estaba vivo, sino que podia aprovechar esa vida. Rugen mis entrañas en casi moribundos intentos de sostener la fiereza del ser que alvergo en mi, mas bien, se me protege de mi mismo, de uno de mis yo, que anda causando caos cada vez que despierta caminando con pasos de fuego y melancolia.



Pero se sabe cierto que no existen sino solo puntos de vista que difieren en distinto tamaño, y el suyo tiene buenos argumentos, el mio, solo testarudez, rencor, cobardia,y, sobre todo confusion.
Cada alarido de soledad y abandono que profiere es uno mio de dolorosa nostalgia, y su sonido no es sino la confusion disfrazada de llanto, el despertar de varios a los que ya no se quiere, pero que reclaman lo que perdieron en sus dias de gloria ya perdidos, pues su fortaleza inmortal los lleva a dormir, pero jamas a perecer.
Rasga las debiles paredes de su zulo, y yo sangro por dentro, y sigo tapiando por fuera, pero sus garras son de mitrhil y mis paredes de papel, contenerlo es mi castigo, por permitir su destierro, y ya viendo que su aliento de truenos y pesar paraliza mis adentros, cabe solo esperar a que penetre y me deslumbre con su maravilloso aura de negras llamas.
Asi sin mas testigo que yo, me abandono a mi mismo en un cobarde intento de huir del presente y, renegando de mi propia existencia, yo reclamo mi alma que yacia confinada en los truculentos laberintos de espinas, llantos, y sangre, para darme asi, a mi, bestia y y persona, renacido del ayer, que reina ahora en su óseo trono, y domina mi camino, atajando por entre sufrimientos futuros y alimentandose de miedo.

Quedando asi en libertad la bestia de la luz, y confinado, el hombre de las tinieblas
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Trazando




(Foto hecha y retocada por mi)

Trazando

Si al caminar te desorientas, si solo por miedo a perderte sigues el rastro de la senda, debes desistir, ¿por que caminar por un camino? si temes no saber donde llegar, quizas deberias pararte a pensar que el sendero que sigues fue marcado por los pasos de otro que vagaba sin rumbo, es mas, si estas perdido, y caminas sin direccion, cierra los ojos, pues de mucho no te serviran, ¿Necesitas un brujula? claro sigue al norte, pero, ¿que hay al norte? ¿No hay nada peor que estar perdido? Por supuesto, siempre hay algo peor, al fin y al cabo los perdidos pueden encontrarse, porque solo con hallar aquello que buscan solucionan su problema. ¿Y los que no saben lo que buscan? ¿Quienes buscan algo, pero no saben que es? Estan condenados a vagar eternamente. Pero es imposible vivir consciente con esa carga de ese destino incierto, de caminar sin rumbo, no, siempre hay algo peor, y como no hay dos sin tres ni viceversa, siempre hay algo mejor. Anotese que a sabiendas de ello ha de beneficiarse uno. Digase asi pues, sin rumbo no hay reglas, ni miedo de salirse del camino, ni camino, ni miedo de perderse porque ya se esta, ni nadie que te guie, pues no hay senda, es mas ¿Quien sabe realmente si existe aquello a lo que llaman 'camino'? si creo haberlo oido alguna vez, pero no recuerdo donde...
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Arrebol




(Foto hecha y retocada por mi)






Arrebol

Al llegar el crepusculo mengua la luz, sabes que pronto vendra la noche, sientes que a oscuras eres vulnerable, y tienes miedo.
Mi noche apareció, y no trajo consigo la luna, sin cobijo me acurruqué, pense que la impotencia y la incertidumbre eran invencibles.
Mientras ,el frio quemaba mi piel y hacia arder mi alma, abrumado por el desaliento cerré los ojos, rendido ante el poder de la tristeza. Y cual fue mi sorpresa al ver solo color rojo en mis ojos, y al abrirlos desconcetado, vi una luz, no era el alba, pero fue mejor, una estrella, una luz en medio de la oscuridad, no menguó mi frio pero hizo que sintiera esperanza, no todo es triste en la noche, no todo es negro, el alba llega pero recuerda esto: cuando el arrebol del crepuesculo vuelva, no tengas miedo, pues ahora trae consigo una sonrisa.
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